Creemos que la Biblia en su totalidad fue inspirada por Dios. El Espíritu Santo guió a los autores humanos a escribir cada palabra de la Biblia sin menospreciar la personalidad y circunstancias de cada autor. Cada palabra en los originales fue escrita sin error y es verdad en toda materia ya sea de fe o de historia. La Biblia es la autoridad final para la fe y conducta de la iglesia y de cada creyente que la compone. (2 Timoteo 3:16-17, 2 Pedro 1:21)
Creemos que existe un sólo Dios verdadero que existe eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Cada miembro de la trinidad posee una personalidad propia y a la vez son de la misma sustancia, un sólo Dios. Cada miembro posee los mismos atributos, la misma naturaleza y es digno de la misma adoración y obediencia. (Génesis 1:1, Deuteronomio 6:4, Mateo 28:19, Juan 1:1-3, 14, Juan 10:30, 2 Corintios 13:14, Hebreos 1:1-3)
Creemos que El Hijo de Dios existió eternamente, se encarnó en el Señor Jesucristo
siendo engendrado milagrosamente por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Él es completamente Dios y completamente hombre, vivió una vida sin pecado, murió físicamente en la cruz y resucitó corporalmente tres días después. (Juan 1:1,14,18; 5:18; Hebreos 1:1-9; 5:8; I Juan 5:20; I Timoteo 2:5; I Corintios 15:1-5)
Creemos que el hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios. En Adán toda la humanidad participó del pecado original. Como consecuencia todo hombre está espiritualmente muerto, separado de Dios y con una naturaleza que ha sido afectada en su totalidad por el pecado.
Creemos que fuera de la intervención e iniciativa de la gracia divina el hombre está imposibilitado para remediar su situación pecaminosa delante de un Dios Santo. (Génesis 1:26; 2:17; 6:5; Salmos 14:1–3; 51:5; Jeremías 17:9; Romanos 3:23, 5:12; Efesios 2:1–3)
Creemos que el propósito de la muerte de Cristo fue ser un sustituto para el pecador. El sacrificio de Cristo fue voluntario y suficiente para satisfacer el castigo que merece el pecado del hombre delante de un Dios Santo. No hay obra, acto religioso, mérito, experiencia o conocimiento que sea suficiente para obtener la salvación. La única manera que el hombre puede ser salvo es depositando su fe en la muerte y la resurrección de Cristo como único medio de salvación. Es imposible que el creyente verdadero pierda su salvación
(Juan 10:29, Romanos 8:29-30, Hechos 4:12, 1 Corintios 15:1-4, 2 Corintios 5:21, Efesios 2:8-9)
Creemos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la trinidad. Creemos que el Espíritu Santo produce el milagro de la conversión, viene a morar permanentemente en el creyente, y lo bautiza y sella en el momento en que la persona cree en el evangelio. Un aspecto importante del
ministerio del Espíritu Santo involucra glorificar al Hijo de Dios. Creemos también que el Espíritu Santo distribuye dones a los creyentes para la edificación del cuerpo y da poder al creyente para la obra del ministerio.
(Mateo 28:19; Juan 3:3-7, 15:26, 16:14; Tito 3:5; I Corintios 6:19; Romanos. 8:9; I Corintios 2:12; 12:13; Efesios 1:13, 4:30; Colosenses 3:14)
Creemos que a cada creyente se le promete santificación (crecimiento en santidad). Dios da al creyente salvación de la pena del pecado y del poder del pecado en esta vida. Solamente en la vida venidera se le promete al creyente salvación de la presencia del pecado. (Hebreos 10:10,14; Juan 17:15-17; Efesios 5:26-27; I Tesalonicenses 4:3,4; I Juan 1:8-10, 3:2; I Corintios 6:11)
Importante: Creemos que para ser un miembro activo de la Iglesia de Dios Torre Fuerte uno debe estar de acuerdo con todas estas creencias básicas que tenemos como iglesia. Si por alguna razón tu opinión difiere de la que sostenemos en este documento, te pedimos que le expliques al pastor en
qué diferís. Si bien uno puede discrepar en algunos puntos doctrinales (no esenciales), estamos convencidos que la Biblia nos manda a proteger la sana doctrina para resguardar la unidad (1 Timoteo 6:3-5).
Creemos que la verdadera iglesia está compuesta por toda persona que ha nacido de nuevo. La iglesia existe en dos aspectos: invisible y local. La iglesia invisible existe a través de todos los tiempos y contiene todos los cristianos verdaderos de distintas culturas y denominaciones. La
iglesia local es un grupo de personas que profesan ser cristianas que se organizan para hacer la voluntad de Dios en una localidad. Creemos que la iglesia como cuerpo de Cristo existe para que sus miembros adoren a Dios, para que crezcan como discípulos de Cristo, se sirvan mutuamente utilizando sus dones espirituales, tengan relaciones auténticas (comunión) y muestren a Dios al mundo. (Mateo 16:16-18; Hechos 2:42-47; Romanos 12:5; 1 Corintios 12:12-27; Efesios 1:20-23, 4:3-10; Colosenses 3:14-15)
Creemos que la Biblia menciona dos ordenanzas que la iglesia debe practicar: La cena del Señor y el bautismo. Jesús estableció que la cena se practique con regularidad recordando su muerte y esperando su regreso. El bautismo con agua es un testimonio público de la persona que ha creído en Cristo para su salvación. La inmersión completa es la manera ideal para practicarlo como vemos en las Escrituras. Las ordenanzas se practican no como medios para obtener salvación sino en obediencia a los mandatos de Cristo.
(Mateo 28:19-20; Hechos 8:12, 36-38; 1 Corintios 11:23-26)
Creemos que Jesucristo regresará de la misma manera en que se fue. Su regreso puede ocurrir en cualquier momento. Su segunda venida será acompañada por una serie de eventos. Volverá a juzgar a los vivos y a los muertos y establecerá su reino eterno. Toda aquella persona que no haya creído en Él como salvador en esta vida quedará eternamente separada de su presencia en el
infierno. El pueblo de Dios compuesto por la iglesia y por todos aquellos en otras eras que ejercieron una fe salvadora entraremos en el gozo de su reino en donde adoraremos, serviremos y experimentaremos deleites eternos de estar en Su presencia y en la presencia de todos los salvos. (Tito 2:13; 1 Tesalonicenses 1:10; 4:13-18; 5:4-10; Juan 14:1-3; Mateo 24:21,29,30; 25:31-46; Apocalipsis 3:10 )